

“Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender”.
Françoise Sagan (1935-2004) Escritora francesa.
A veces nos preguntamos cómo podemos salir de situaciones emocionales estresantes que nos causan un miedo irracional incontrolable.
Cuando una persona vive una situación como amenazante, no solamente porque la situación lo sea en sí misma sino porque la persona lo siente así. Ejemplo: enfrentarse a un examen de conducir, de universidad, hablar en público, una entrevista de trabajo, tener que llamar la atención a alguien o que te la llamen a ti, preparar un nuevo proyecto, enfrentarse a nuevos aprendizajes, situaciones, retos personales o profesionales. Se activan, en forma de alerta, en nuestro cerebro dos núcleos del sistema denominado límbico o emocional llamados amígdalas, que nos roban la sangre de la de la corteza prefrontal. La funciones de esta zona que se ven afectadas son: capacidad para establecer distinciones entre pensamientos conflictivos, realizar juicios acerca del bien y del mal, predecir las consecuencias futuras de actividades actuales, trabajar conforme a metas determinadas de antemano, realizar predicciones de resultados, creación de expectativas, y control. Es decir, se ralentiza capacidad de razonar, de aprender, de comprender, de ser creativo y de tomar buenas decisiones. A este fenómeno lo denominó Daniel Goleman “Secuestro de la amígdala”.
Cuando una persona en una escuela, en un trabajo, en su familia o en cualquier otro grupo social, se siente amenazada, humillada, presionada innecesariamente o acosada moralmente porque no hay una cultura de encuentro, de cordialidad, de afecto, se bloquea el cerebro racional y entra en estado de alerta el cerebro emocional.
A las personas que están implicadas en situaciones les supera el estrés y entran en bloqueo o paralización y durante este proceso no pueden aprender, ni entender lo que se les quiere explicar y tampoco pueden ser creativos.
Algunos padres, en su entorno familiar y profesionales, en sus entornos de trabajo, aún no han caído en la cuenta de que los gritos, las amenazas y las presiones no son adecuadas para el desarrollo óptimo de las potencialidades de las personas.
Recientes investigaciones nos van dando pistas para desbloquear las situaciones amenazantes. Según el profesor Richard Davidson (1) en un experimento denominado “Meta”, llega a la conclusión de que cuando una persona entra en situación de paralización o bloqueo y se visualiza a sí mismo y a los demás con amor y con compasión, (a sus compañeros de trabajo, familiares, amigos…), empieza a dejar de vivir la situación como amenazante y aumenta la neuroplasticidad, o lo que es lo mismo, se regeneran nuevas neuronas en la zona de la corteza prefrontal y la desbloquean y neutralizan la activación de la amígdala.
El resultado afecta a las dos partes que viven la situación inquietante, las personas que actúan activamente porque ven la situación como amenazante y las que la sufren.
Una conclusión interesante desde este razonamiento neurocientífico sería que una persona que ama y que se siente amada o querida, rinde intelectualmente mejor con respecto a una persona que se siente humillada, derrotada, empequeñecida ya que su cerebro funciona mejor en la primera de las situaciones.
Creer es crear. Cuando confías en una persona, le miras con compasión y puedes verle como competente se da en ella la profecía autocumplida o lo que es lo mismo, el Efecto Pigmalión en positivo porque su cerebro funcionara mucho mejor. Cuando tú confías en ti mismo también funciona.
La visión amorosa y compasiva del otro, aparte de mejorar intelectualmente a las personas que están en contacto, mejora la salud. Es una de las conclusiones de Matthieu Ricard (2), asesor personal del Dalai Lama que tiene una vida digna de un guión de cine. Matthieu Ricard obtuvo una nota inalcanzable en un estudio sobre el cerebro y la felicidad realizado por la Universidad de Wisconsin (EEUU). Los especialistas en neurociencia afectiva le nombraron «el hombre más feliz de la Tierra» (3). Los neurocientíficos americanos no creen que sea casualidad que durante los estudios llevados a cabo por Davidson, los mayores registros de felicidad fueran detectados siempre en monjes budistas que practican la meditación diariamente. Ricard lo explica en la capacidad de los religiosos de explotar esa «plasticidad cerebral» para alejar los pensamientos negativos y concentrarse sólo en los positivos. La idea detrás de ese concepto es que la felicidad es algo que se puede aprender, desarrollar, entrenar, mantener en forma y, lo que es más improbable, alcanzar definitivamente y sin condiciones.
Si la persona se siente amenazada los dos hemisferios cerebrales se desincronizan. Cuanto más intimidada se siente una persona se produce más lateralización cerebral, no conectan bien los dos hemisferios. El hemisferio izquierdo es muy bueno en razonamiento lineal, estructurado, secuencial u organizativo y tiene más que ver con nuestra parte consciente. El hemisferio derecho es más imaginativo y tiene que ver más con nuestra parte inconsciente. Pero para funcionar bien necesitamos a los dos: El imaginativo y el práctico. (4)
Otro efecto que influye en la salud es que las personas que se sienten apoyadas, que tienen la voluntad de encontrase, de colaborar, liberan de forma automática una hormona denominada oxitocina o vulgarmente “molécula del amor”, que regula el miedo, eliminando las respuestas de parálisis. La oxitocina juega un papel fundamental en la regulación del estrés, está implicada en la regulación del sistema inmune y por supuesto en el endocrino, en los procesos inflamatorios el síndrome de intestino irritable, y en algún tipo de cáncer (5). El corazón tiene receptores especiales de oxitocina, la que ayuda a las células a regenerarse y sanar de un microdaño. Cuando la respuesta al estrés incluye la oxitocina, literalmente el estrés puede fortalecer nuestro corazón. (6)
En conclusión, el amor hacia ti mismo y hacia los demás te libera del miedo, mejora tu salud y te da buenas relaciones en todos los ámbitos.
Quizá es por esto por lo que se me viene a la cabeza la máxima de: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” como la solución de todos los problemas.
CARLOS SÁNCHEZ SAN LORENZO, PSICÓLOGO Y FORMADOR.
(1) Los trabajos sobre la felicidad del profesor Richard J. Davidson, del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, se basan en el descubrimiento de que la mente es un órgano en constante evolución y, por lo tanto, moldeable. «La plasticidad de la mente», en palabras del científico estadounidense, cuyo estudio es el quinto más consultado por la comunidad investigadora internacional.
(2) Biólogo molecular, hijo de un filósofo ateo, dejó su carrera por abrazar al budismo.
(3) Científicos de la Universidad de Wisconsin llevan años estudiando el cerebro del asesor personal del Dalai Lama, dentro de un proyecto en el que la cabeza de Ricard ha sido sometida a constantes resonancias magnéticas nucleares, en sesiones de hasta tres horas de duración. Su cerebro fue conectado a 256 sensores para detectar su nivel de estrés, irritabilidad, enfado, placer, satisfacción y así con decenas de sensaciones diferentes
(4) Los científicos han logrado probar que la corteza cerebral izquierda concentra las sensaciones placenteras, mientras el lado derecho recoge aquellas que motivan depresión, ansiedad o miedo. «La relación entre el córtex izquierdo y el derecho del cerebro puede ser medida y la relación entre ambas sirve para representar el temperamento de una persona», asegura Ricard, que durante sus resonancias magnéticas mostró una actividad inusual en su lado izquierdo.
(5) http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20150418/abci-oxitocina-parto-feliz-201504161753.html
(6) McGonigal, K. (2016). Estrés: El lado bueno, por qué el estrés es bueno para ti y cómo puedes volverte bueno para él. México.: Edit. Océano
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